Tradicionalmente se ha entendido que la palabra "nombre" procede del latín "nomen", aunque como curiosidad se encuentra la voz en francés "nombre" con el significado de "número" o la voz "nombril", también del francés, con el concepto de "ombligo".
La forma vulgar "Nomine", al igual que su evolución fonética, en el mismo caso que "homine" (hombre) y otras palabras con esta misma construcción, es la habitualmente señalada y origen de "nombre".
La voz "nomine" puedes encontrarla fácilmente en la Fórmula Trinitaria latina utilizada al bautizar o al hacer la señal de la cruz y hace referencia a cada una de las personas de la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo), "In nomine Patris et Filii et Spiritus Sancti", "En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo".
En el caso de la voz "nombre" se habla de una disimilación del acusativo "nominem", por el que dos sonidos consonánticos muy similares, en este caso, "m y n" tienden a diferenciarse. Normalmente se da entre líquidas (r,l) y nasales (m,n), incluso la disimilación puede hacer desparecer una consonante.
Los pasos que se han sugerido para este proceso en el caso de la voz "nombre" han sido los siguientes;
El acusativo en latín vulgar "nominem" pierde la vocal postónica y pasa a "nomne".
Al estar las dos nasales (m,n) en contacto, la "n" sufre un proceso de disimilación convirtiéndose en "r", así "nomne" acabaría siendo "nomre" (nom - re, pronunciado como "arriba", ant. español también "ariba" u "honra" ant. español "onra" u "onrra"). En el S. XIII se podía encontrar las grafías r/rr para expresar el valor de vibrante múltiple en posición intervocálica.
Entre la "m y r" de "nomre" aparece una epéntesis b, al entender que hay una restricción en la nasalización de "m" que al ser bilabial, deja ese rastro labial que recoge la "r", (pronúnciese repetidamente "nom - rre", para observar el efecto en el que aparece una especie de "b", "nombre"), produciéndose una labilidad sonora que pasa de "mr a mbr", por lo que "nomre", se convierte en "nombre". El mismo ejemplo es valido para la voz "hombro", del latín "humerus", en un proceso algo más corto que sirve de ayuda, así, tras la caída de la "e" aparece un elemento epentético "b", que contribuye a marcar el límite entre las dos sílabas (humerum > hom'ro > hombro).
Similitud de las palabras "hombre" y "nombre" en su periodo evolutivo.
Fragmento del poema el "labrador avaro" de Gonzalo Berceo (1198 - 1264), de la obra Milagros de Nuestra Señora en versos monorrimos alejandrinos con rima consonante divididos en dos hemistiquios de siete sílabas separados por una cesura.
El narrador cuenta la historia de un labrador que, a pesar de ser condenado al Infierno por su avaricia, es salvado por la Virgen gracias a su devoción mariana.
La palabras "omne" y "nomne" se hallan en un intervalo de su proceso evolutivo hacia "hombre" y "nombre".
Era en una tierra un omne labrador
que usava la reja más que otra lavor;
más amava la tierra que non al Crïador,
era de muchas guisas omne revolvedor.
...
Nomne tan adonado e de vertut atanta,
que a los enemigos seguda e espanta,
non nos deve doler nin lengua nin garganta
que non digamos todos: «Salve Regina Sancta.»