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El plomo, el enemigo silencioso que acecha en las pinturas de Zimbabue

Más del 50% de las marcas vendidas en Harare presentan niveles de este metal tóxico superiores a los recomendados por la OMS, algunas hasta 1.000 veces por encima, según un estudio

Pequeñas edificaciones en una zona rural de Zimbabue
Pequeñas edificaciones en una zona rural de Zimbabue.Alamy Stock Photo
Winile Ximba
Bulawayo (Zimbabue) -

El 55% de las marcas de pintura disponibles en el mercado en Harare, la capital de Zimbabue, presenta niveles de plomo superiores a los recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según las conclusiones de una reciente investigación. El plomo, una de las sustancias químicas más peligrosas para la salud pública, según la OMS, está presente, de acuerdo con el estudio, en la mayoría de las pinturas a base de aceite para aplicar con brocha, así como en algunas pinturas en aerosol y ciertos colorantes, no solo de Zimbabue sino también en los países vecinos.

“Algunas pinturas superaban en más de 1.000 veces el límite de seguridad. Determinadas marcas afirmaban ser ‘sin plomo’ o ‘no tóxicas’ a pesar de que su pintura contenía niveles peligrosos de plomo”, advierte el Proyecto de Eliminación de la Exposición al Plomo (LEEP, por sus siglas en inglés), la organización con sede en Estados Unidos que ha llevado a cabo el análisis, en colaboración con el Ministerio de Sanidad de Zimbabue.

Las consecuencias para la salud pública pueden ser catastróficas. En el caso de los menores, el plomo “provoca daños permanentes en su desarrollo cerebral, empeorando sus resultados educativos y su potencial futuro”, señala el informe de la organización, que calcula que la posible intoxicación procedente de la pintura y otras fuentes puede afectar a 5,7 millones de niños en Zimbabue. Según un estudio de la Universidad de Nueva York, esta exposición permanente de los menores puede desembocar “más adelante en hipertensión y cardiopatías”. Los efectos negativos de la intoxicación por plomo son “mucho mayores” en los niños que en los adultos, debido a que el cerebro y el organismo se desarrollan rápidamente en la primera infancia, advierte Unicef. “Los niños más pequeños, especialmente los menores de cinco años, absorben hasta cuatro o cinco veces más cantidad de plomo que los adultos”.

La intoxicación de los ciudadanos puede suponer además un coste económico para Zimbabue de 298 millones de dólares (274 millones de euros) al año en pérdida de ingresos. “Uno de los efectos es la reducción del coeficiente intelectual, que puede correlacionarse con una disminución del potencial de ingresos a lo largo de la vida”, sostiene el estudio.

“Instamos encarecidamente a los fabricantes a que eliminen inmediatamente los ingredientes de plomo de sus pinturas”, declaró Aaron Chigona, director de la Agencia de Gestión Medioambiental de Zimbabue, un organismo estatal de control, en una advertencia a los fabricantes del país cuando el proyecto hizo públicas sus conclusiones, en enero. Porque además, según Tapiwa Nhachi, exinvestigador del Centro para la Gobernanza de los Recursos Naturales de Zimbabue, este podría ser un peligro oculto más amplio.“Me temo que el riesgo de la pintura a base de aceite contaminada con plomo en Zimbabue se extiende a algunos países cercanos”, afirma en declaraciones a este diario.

La intoxicación por plomo afecta, según los cálculos, a unos 5,7 millones de niños en Zimbabue

Su advertencia concuerda con los resultados del informe de LEEP, según el cual un número importante de pinturas con plomo circulan de un país a otro como consecuencia de redes de contrabando. Zimbabue comparte fronteras con Sudáfrica al sur, Zambia al norte, Botsuana al oeste y Mozambique al este.

En un país cuyo presupuesto anual es de solo 5.600 millones de dólares, según la Coalición de Zimbabue sobre Deuda y Desarrollo, estas rutas informales del contrabando mueven miles de millones. A través de ellas, se introduce alcohol, alimentos enlatados, carne seca, ropa y, en este caso, pinturas al óleo cuya calidad no ha sido comprobada.“Esto implica que la presencia de pinturas comerciales a base de aceite que presentan niveles tóxicos de plomo se extiende a países vecinos como Zambia y Mozambique, donde la aplicación de la ley también es escasa”, afirma Silas Mathole, experto en salud ambiental de Chimanimani, junto a la frontera con Mozambique.

Un trabajador analiza muestras de pintura al óleo en un laboratorio del Proyecto de Eliminación de la Exposición al Plomo (LEEP) en Senegal.
Un trabajador analiza muestras de pintura al óleo en un laboratorio del Proyecto de Eliminación de la Exposición al Plomo (LEEP) en Senegal.Lead Exposure Elimination Project (LEEP)

Bal Dhital, director de programas de LEEP, que trabajó en la investigación de Zimbabue, coincide con esta opinión. “Los datos de algunos países cercanos muestran que la pintura con plomo es un problema común. En Madagascar descubrimos que el 61% de las pinturas con disolventes de las que se tomaron muestras contenían niveles peligrosos de plomo. En Angola, el porcentaje era del 42%”, revela.

Perspectiva continental

Este problema tiene solución, añade Dhital, tal y como demuestra el ejemplo de Malaui. Desde que LEEP empezó a trabajar en este país, la cuota de mercado de las marcas que venden pintura con plomo para uso doméstico se ha reducido de “aproximadamente el 67% en 2021 al 24% en 2023”, afirma.

La cooperación con supervisores privados como esta organización es crucial, afirma Ben Mwale, director científico del Ministerio de Sanidad de Malaui. “Necesitamos un organismo científico a escala continental que elabore informes periódicos sobre las cuotas de pintura con plomo que se aplican en todos los países africanos, para continuar con los avances hacia su reducción”, declara.

El plomo es un asesino silencioso cuyos daños nunca podremos cuantificar del todo
Silas Mathole, experto en salud ambiental

Sudáfrica, la economía más industrializada del continente, ha dado los pasos más contundentes. En 2022 inició una cuenta atrás de un año para prohibir totalmente el uso de plomo en la pintura, sin excepciones, según Universal Paints, el mayor vendedor de pinturas al óleo del país. “Sudáfrica fue el primer país del continente africano en promulgar leyes sobre la pintura con plomo; sin embargo, desde entonces, varios países africanos más han instituido controles legales sobre el contenido de plomo en la pintura”, explica Angela Mathee, científica especialista jefe del Consejo Sudafricano de Investigación Médica y directora ejecutiva de la principal institución de investigación médica de África.

Según Mathee, referente en el continente africano para todo lo relacionado con la contaminación por este metal pesado, “la prevalencia del plomo en la pintura es mucho menor en Sudáfrica en estos momentos; sin embargo, siempre es aconsejable supervisar y vigilar, y tomar las medidas necesarias para garantizar el cumplimiento de la normativa”, remacha.

Pinturas de fabricación casera

Zimbabue contó con una industria nacional de fabricación de pinturas bien regulada durante las décadas de los ochenta y noventa, explica el geógrafo Mathole. “Las fábricas estaban muy mecanizadas, los laboratorios de ensayo de aceites colaboraban estrechamente con las facultades de investigación y las fórmulas químicas de las pinturas se respetaban y auditaban”, afirma. Sin embargo, la economía de Zimbabue cayó en el mayor brote de hiperinflación del mundo a partir de 2005 y la mayoría de las fábricas reguladas cerraron. Fue entonces cuando proliferaron las industrias “experimentales” de fabricación de pintura a base de aceite.

Secado de muestras de pintura al aceite en Zimbabue en un laboratorio del Proyecto de Eliminación de la Exposición al Plomo (LEEP), en una imagen cedida por la organización.
Secado de muestras de pintura al aceite en Zimbabue en un laboratorio del Proyecto de Eliminación de la Exposición al Plomo (LEEP), en una imagen cedida por la organización.

“Hubo y hay una explosión de fabricantes de pintura mal controlados, emprendedores que juguetean con fórmulas químicas en el jardín de su casa. Se desconocen o ignoran los protocolos de riesgo biológico, y no se llevan a cabo pruebas de laboratorio para determinar el contenido de plomo de estas pinturas. Es un caos”, afirma.

La economía informal de Zimbabue, en la que también se ganan la vida los fabricantes de pintura no regulados, es la segunda mayor del mundo. El Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, por sus siglas en inglés) la cifra en un 60% del PIB real, de unos 27.000 millones de dólares en 2022, según los últimos datos del Banco Mundial —el PIB de España ese año fue de 1,4 billones—.

“Como el sector informal opera a menudo fuera de los límites de los controles tradicionales de salud laboral y de otro tipo, suele resultar difícil evaluar las concentraciones de plomo en los productos fabricados en ese sector”, coincide el profesor Mathee al otro lado de la frontera, en Sudáfrica. Sin embargo, los estudios especiales pueden ser un excelente punto de partida, incluso entre los fabricantes informales caseros, para conocer el alcance del riesgo e informar sobre el camino a seguir. “Es arriesgado crear industrias informales en sectores como la química o las pinturas, porque los riesgos se extienden a la sociedad en general”, remacha Mathole, que añade que “el plomo es un asesino silencioso cuyos daños nunca podremos cuantificar del todo”.

Sin embargo, según coinciden todos los expertos consultados, la atención que se presta a la contaminación por intoxicación por plomo es escasa. El problema mundial de la exposición a este metal sigue estando menos financiado que otros problemas más conocidos, como la malaria y el VIH, asegura Dhital. “Aproximadamente uno de cada tres niños de todo el mundo sufre envenenamiento por plomo, pero el Centro para el Desarrollo Global [un centro de análisis con sede en EE UU enfocado al desarrollo] identifica que solo se destinan 11 millones de dólares anuales en fondos filantrópicos para hacer frente a este tipo de envenenamiento”, afirma.

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