Trabajador latino cuenta en entrevista exclusiva cómo sobrevivió al colapso del puente de Baltimore pese a no saber nadar

Tras el fuerte impacto, Cervantes Suárez recuerda que caminó dos o tres pasos fuera del camión en el que estaba descansando, agarrado para no perder el equilibrio. "Se me vino a la mente que como yo no sé nadar: si me caía, adónde iba a parar. Entonces me pasé por atrás del camión y estuve parado. Ahí me di cuenta de lo sucedido porque miré y el puente ya no estaba", relata el trabajador hispano en su primera entrevista y en exclusiva tras la tragedia.

Cervantes Suárez cuenta que, cuando estaba cayendo al río, en lo único que podía pensar era en agradecer la vida que había tenido hasta ese momento: “Lo que hice fue darle gracias a Dios por la familia que me dio. Le pedí que cuidara a mi esposa y a mi familia”.

“Cuando íbamos cayendo”, dice, “vi a mis compañeros y cómo el agua los tapó. Y yo los empezaba a llamar por su nombre”. Sólo él fue rescatado con vida esa noche. “Tenía una lámpara en el casco porque iba a empezar a llenar unos papeles. Cuando caímos nunca me la quité de la cabeza. La apagué porque quería guardar la batería, no sabía cuánto tiempo iban a tardar [los equipos de rescate], si alguien iba a llegar rápido. Cuando vi que venían los oficiales, empecé a prender mi luz”, dice.

Cervantes Suárez trepó a un pedazo de concreto que sobresalía del agua tras el derrumbe y esperó allí a ser rescatado. Fue llevado al hospital con una herida en el pecho y recibió el alta ese mismo día. Otro trabajador que también sobrevivió, rescatado en el lugar, no sufrió heridas graves y rechazó recibir tratamiento hospitalario.

Preguntado por qué cree que logró sobrevivir al choque que colapsó el puente y acabó con las vidas de sus compañeros, Cervantes Suárez guardó silencio por un momento. Luego respondió con la voz rota: “No lo sé. Creo que todavía hay una meta para mí”.

En los días siguientes al derrumbe, el propietario del buque, Grace Ocean Private, y su operador, Synergy Marine Pte, ambos con sede en Singapur, solicitaron a una corte de Maryland que limitara su responsabilidad económica por el derrumbe a $43.7 millones.

La ciudad de Baltimore declaró en una demanda presentada a finales de abril contra ambos que “la negligencia les hizo destruir el puente y cerrar sin ayuda el puerto de Baltimore, una fuente de empleo, ingresos municipales y no poco orgullo para Baltimore y sus residentes”.

“Nada de esto debería haber ocurrido", indicaron las autoridades locales, "los informes han indicado que, incluso antes de salir del puerto, habían sonado alarmas que mostraban un suministro de energía inconsistente en el barco. Salió del puerto de todos modos, a pesar de su condición que claramente no era navegable”, dijeron.

El abogado de Cervantes Suárez dijo que planea presentar una demanda en las próximas dos semanas. “Esta será una de las mayores demandas jamás presentadas, porque esta es una de las mayores tragedias que Estados Unidos ha sufrido”, aseveró.

Sobre la secuelas que sufre el trabajador hispano, Justin D. Miller, otro de sus abogados, especificó: “Tiene mal las rodillas y el pecho. Además, ingirió toda esa agua mala y tiene el menisco roto. Tiene otro tipo de problemas psicológicos con los que va a lidiar para siempre. Esto nunca va a desaparecer. Y todavía tiene una familia que cuidar", agregó, en referencia a su esposa y sus dos hijas.

Durante la entrevista, el trabajador mexicano se refirió en repetidas ocasiones a la culpa que siente por la muerte de su sobrino, Daniel Hernández, que trabajaba esa noche con él y con el esposo de su cuñada, Alejandro Hernández Fuentes.

Recordó que a las 6 de la mañana del 26 de marzo, en el hospital, cuando finalmente pudo ver a su esposa, lo primero que hizo fue pedirle perdón porque él le había dicho a Hernández que se fuera a descansar a su vehículo. “Si yo le hubiera dicho ‘Vente conmigo’, la situación tal vez hubiera sido algo diferente. Él fue el primero que cayó, y siempre tengo la culpa de eso”, asevera con amargura.