Foto: Biblioteca Digital de Bogotá - Cuando una científica gana, no solo se reconoce su mención académica; es explícito que son minoría.

Revista Semana: del prestigio al periodismo de clics

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Omar Rincon

En cuestión de meses, este reconocido medio perdió rigor, credibilidad e influencia para ganar más visitas y likes.

Omar Rincón*

La burguesía del billete

El periodismo de Semana tenía prestigio e incidencia sobre las decisiones más importantes del país.

Las opiniones e investigaciones de sus columnistas destaparon numerosos escándalos y promovieron muchos debates importantes para la democracia colombiana. Su prestigio le permitió crear un negocio millonario conformado por foros, revistas especializadas y regionales. También tuvo una época dorada del periodismo culto con Arcadia y del periodismo cool con Soho y Fucsia. Durante mucho tiempo, todos los periodistas soñaban con trabajar allí.

Semana era la revista del poder y de la digna burguesía colombiana: sus portadas definían la agenda del debate público, pero su reinado acabó cuando el periodismo de clics reemplazó al periodismo impreso, y la burguesía del billete impuso su reinado. Desde entonces, todo gira en torno a los datos, la plata y los likes. Capitalismo puro y duro.

El periodismo de clics

La transformación de Semana da cuenta de una tendencia mundial: el reinado del billete ha hecho que muchos medios renuncien al prestigio para triunfar en el periodismo de clics.

Como su nombre lo indica, este tipo de periodismo busca obtener tantos clics, likes y visitas como sea posible. Para lograrlo, resultan mucho más efectivos los títulos sensacionalistas, las afirmaciones polémicas y las fake news que el análisis pausado y la investigación rigurosa. Por eso, el periodismo de clics no valora la calidad del contenido, sino su capacidad de volverse viral.

Para obtener clics hay que complacer a la audiencia: jugar con sus emociones, reafirmar sus creencias y evitar ofenderla a toda costa, pero como dice el escritor y periodista Martín Caparrós, si el periodismo quiere tener un papel activo y verdaderamente importante en la sociedad, debe “ir contra el público”.

La razón de ser del periodismo de clics es sencilla: los medios están quebrados y de algo tienen que vivir. En su defensa, hay que aceptar que dominarlo es más difícil de lo que parece: exige formatos acordes con el barullo social, fórmulas que despierten las pasiones más intensas de los lectores y contenidos virales. Todo esto tiene un costo altísimo: los medios que, como Semana, se dedican a perseguir clics ganan raiting y popularidad, pero pierden rigor, credibilidad e influencia en la vida pública.

El periodismo de clics tiene varios antecesores: el periodismo sensacionalista que tiene rating, pero no calidad; el periodismo militante que tiene adeptos y enemigos en vez de lectores, el viejo periodismo que se vuelve aburrido por tratar de agradarle a todos, y el periodismo de denuncia social que tiene buenas intenciones, pero pocos logros. Todos aparecieron por la misma razón: los medios están quebrados y de algo tienen que vivir.

Foto: Ministerio del Interior - La nueva estrella del periodismo de clic es Vicky Dávila, ahora directora de Semana.com

Puede leer: El duro destino de los medios de comunicación

Estrategias dudosas

Con el fin de ganar clics, Semana se ha valido de las siguientes estrategias:

Imitar a Fox News y enaltecer a Álvaro Uribe, nuestro Donald Trump
Esta decisión resulta sumamente extraña porque el Patrón está en decadencia y su partido no tiene feliz a nadie, ni siquiera a él. Aunque Semana logre obtener más clics y complacer a los fanáticos del expresidente, es peligroso que su marca dependa de un líder que cada vez es menos popular entre los colombianos.

Cambiar analistas destacados por influencers de redes sociales
Esta decisión es problemática desde un punto de vista editorial, pero completamente entendible desde la perspectiva de los clics.

Abandonar la versión impresa y apostarle a los vídeos
Se trata de una estrategia arriesgada en un país tan conservador como Colombia, pero tiene sentido y potencial dentro de la lógica de la economía digital.

Dar prioridad a las polémicas sobre la información
Desde hace varios meses, Semana le da más importancia a los escándalos y peleas de Twitter de su periodista estrella que a las principales noticias de Colombia y del mundo. Esta estrategia parece sacada del manual del periodismo kardashian: importa quién informa, no lo que informa ni cómo lo hace.

Aunque es muy pronto para saber si estas estrategias están funcionando, el cierre de Arcadia, el cambio de presidente y de director, la salida de dos columnistas estrella, los escándalos sobre las chuzadas, los columnistas para obtener clics que no duraron y la enorme cantidad de contenido viral que ha quedado en el olvido en tiempo récord sugieren que las decisiones de Semana no han tenido los resultados esperados.

Tres perlas

Olvidemos la salida de Coronell y Samper Ospina, el affair Vicky-Hassam, y el cierre de Arcadia, y concentrémonos en las últimas perlas de Semana:

Noticia adentro:
La periodista estrella de la nueva Semana fue grabada por sus mismos colaboradores sobre información acerca del caso del exembajador Fernando Sanclemente y su narco-finca. La noticia se volvió escándalo exitoso en Twitter: los hashtags #vickymentirosa y #VickyEncubreAlNarcoGobierno se movieron muy bien. La noticia ya no fue la realidad sino la periodista y su respuesta de «Nos están cobrando la defensa de Uribe». La noticia fue la periodista. La noticia debe ser la realidad no el periodista o el medio.

Ariel Ávila y Salud Hernández no van más
Semana contrató a estos reconocidos periodistas para atraer los clics de la izquierda histérica y de la derecha neurótica, pero resultó que ninguno logró obtener clics de forma sostenida y ambos arremetieron contra el presidente y el fiscal en varias ocasiones. La falta de clics y la desobediencia les costó el puesto.

Cambios importantes
Recientemente, Semana anunció tres cambios importantes: Alejandro Santos será el nuevo presidente del grupo, Ricardo Calderón dirigirá la revista y Vicky tomará las riendas de Semana Digital. El primero conoce muy bien el negocio, el segundo es un periodista admirado y la tercera es una experta del clic.

Estas tres perlas indican que no todo va bien en Semana: la revista se está quedando sin columnistas prestigiosos, y parece que los clics no se traducen en ingresos económicos ni en influencia en la esfera pública. ¿Si los clics no dan plata ni prestigio, entonces de qué sirven?

Foto: Pxhere - Semana decidió cambiar su periodismo investigativo y serio por periodismo de clic.

Le recomendamos: La confianza en el periodismo no se construye del autobombo

Un heredero caprichoso

Es extraño que la revista insista en usar las mismas estrategias si no están dando los resultados esperados.

Si las cosas van mal en una empresa, es natural que el gerente renuncie. En cambio, en Semana se fueron todas las personas que se encargaron de convertirla en un medio prestigioso, pero no la gerente. Parece ser que este absurdo se explica por el ego del nuevo dueño de la revista. Gabriel Gilinski siempre quiso tener un medio de comunicación: si Sarmiento Angulo es dueño de El Tiempo, Ardila Lülle de RCN y Santodomingo de El Espectador y Caracol TV, el cuarto hombre más rico de Colombia no podía quedarse atrás.

Todos sabemos quiénes son Sarmiento Ángulo, Ardila Lülle y los Santodomingo. Sabemos qué hacen, cuánta plata tienen y cuán poderosos son en nuestro país. Por eso, ninguno tiene la necesidad de lucirse en sus medios cada ocho días. Son famosos y tratan de llevar una vida discreta sin escándalos ni polémicas.

En cambio, nadie sabe exactamente quiénes son los Gilinski, y todos están envueltos en escándalos judiciales con otras empresas y bancos colombiches. Como buenos nuevos ricos, quieren ser reconocidos: ¿qué mejor que comprar el juguetico Semana para lograr su cometido?

Gabrielito, el heredero, no es más que un niño malcriado que quiere demostrar que puede hacer lo que le venga en gana: no tuvo ningún reparo en pisotear un prestigio de años y crear un medio totalmente nuevo que suena mucho, pero aporta poco. Lo peor del cuento es que el capricho no le está dando los resultados esperados.

Ojalá Gabrielito se dé cuenta de que el prestigio, el valor intelectual y la influencia valen mucho más que los clics. Ojalá se dé cuenta de que a Colombia le hacen falta más medios que ayuden a pensar y a transformar el país. Ojalá entienda que Colombia necesita la Semana de toda la vida.

*Fotos de portada: Biblioteca digital de Bogotá. 

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Omar Rincón

Escrito por:

Omar Rincón

*Profesor del Centro de Estudios en Periodismo (CEPER), Universidad de los Andes.

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