Foto: Facebook: Ministerio de Cultura

Casi nunca es tarde para la cultura

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El sector cultural fue una bandera de gran importancia en la campaña de Gustavo Petro y Francia Márquez. Estos son algunos de los avances, retos y perspectivas para la cultura en el 2024 en Colombia.

Ricardo Arcos Palma*

Los planes en materia cultural

En una entrevista que concedió recientemente el ministro de cultura, Juan David Correa, para el programa Entre-Vistas hace alusión al título de su novela Casi nunca es tarde para hablar de los retos y perspectivas de su cartera para este año y los otros por venir del gobierno de Gustavo Petro y Francia Márquez. 

Su visión cultural es acertada y coherente con los objetivos trazados por el presidente y también es realista. Sobre esto último queda claro que es imposible hacer cambios trascendentes a corto y mediano plazo y que cuatro años de gobierno no cambian sustancialmente un país y menos en materia cultural. 

Aun así, la gran inversión que ha hecho este gobierno para el Ministerio de las Culturas, las Artes y los Saberes, es significativa y se orientará en políticas culturales que pretenden integrar e incluir en el gran relato cultural nacional a los grandes excluidos de siempre, según el ministro. 

Por ejemplo, se acentuará un foco cultural sobre el Pacífico Colombiano que incentivará la riqueza existente en esta región conflictiva socialmente. Se llvarna a cabo algunos pactos culturales que fortalecerán procesos culturales y sociales existentes y liderados por agentes de la región. 

Pero como los mecenazgos son cosas tan escasas en nuestro país, el artista y trabajador de la cultura debe vivir de algo y para ello su labor debe ser reconocida como una actividad que debe ser remunerada, obviamente en otro registro diferente a una labor salarial.

Un caso específico es el de Tumaco, donde se invertirán 17 mil millones de pesos. Esto implica otras formas de llegar al territorio no propiamente con eventos, que es lo que generalmente se hace. Fortalecer acciones y comprometer recursos con los agentes culturales de la comunidad será la prioridad según el ministerio. 

Las comunidades de la Amazonía, Guajira entre otras regiones serán reconocidas con la puesta en marcha de cinco Regionales de Cultura. Estos satélites de la cultura aseguran la descentralización que tanto se ha criticado en otras administraciones. La ley general de cultura afianzará esta estrategia. 

Lea en Razón Pública: En qué va al Ministerio de Cultura

Trabajadores de la cultura

Si bien la ley del artista aún no está en el radar de este Ministerio y sigue siendo una prioridad para el sector social más precarizado en Colombia, la nueva Tarjeta afinidad soy cultura es un incentivo fundamental para asegurar un bienestar social y económico de los trabajadores de la cultura. 

Los trabajadores de la cultura deben inscribirse en el Registro Nacional de Agentes del Ministerio de cultura y podrán acceder a ciertos beneficios de salud y bienestar social, formación y educación, inclusión económica, entre otros. 

Sin duda, esto es un gran reconocimiento de un sector informal que ha padecido un olvido inaceptable, pues aún se considera la labor artística como algo cortesano. Pero como los mecenazgos son cosas tan escasas en nuestro país, el artista y trabajador de la cultura debe vivir de algo y para ello su labor debe ser reconocida como una actividad que debe ser remunerada, obviamente en otro registro diferente a una labor salarial. 

Además, el ministerio va a incentivar a los creadores regionales que pueden vivir de su saber hacer. Los músicos y fabricantes de marimba en el Pacífico, por ejemplo, tiene un saber hacer que vale la pena estimular para prolongar algo realmente contundente. 

Aquí, la tan sonada democratización de la cultura sería al fin una realidad. Esta tarjeta cuenta con un exitoso apoyo del sector privado que ha entendido que puede obtener beneficios tributarios apoyando la cultura. 

Esto reforzará una economía solidaria y popular que ha logrado mantener un sector cultural rico simbólicamente, pero pobre en su estructura social. Un ejemplo que nos da el ministro es el de los grandes eventos regionales, como el Carnaval de Barranquilla, que se deben abrir a los sectores populares que deben beneficiarse de las bondades de la industria cultural y turística. 

En este sentido es importante la redistribución de lo sensible que hemos insistido desde hace un buen tiempo en honor a Jacques Rancière que visitó el proyecto de la Bogotá Humana y ha apoyado las apuestas de la Colombia Humana.

Lo anterior garantiza la redistribución de la riqueza concentrada en una industria hotelera que excluye otras poblaciones que pueden disfrutar de los carnavales en zonas populares. Esto se puede aplicar a otros grandes eventos culturales regionales como el Carnaval de Blancos y Negros en Pasto el Festival Petronio Álvarez en Cali entre otros. 

Cultura de paz

Comparto la idea del filósofo Guadarrama que sugiere que es un pleonasmo enunciar que hay una cultura de paz, así como es incorrecto afirmar que hay una cultura de la violencia. La paz es inherente a la cultura, punto final. 

Aun así, el gobierno se ha propuesto desplegar una serie de acciones que tienden a consolidar esta cultura de paz. Un país que pena por dejar atrás estos años de violencia fratricida debe seguir insistiendo en esa construcción de paz. 

Para ello, se implementará el fortalecimiento del Plan de formación artística que debe enseñarse en la primaria y secundaria, como el programa Sonidos para la construcción de paz para todos los colegios de Colombia. Una persona que puede acceder a la cultura será, sin lugar a dudas, un mejor ciudadano. 

Tumaco, una región muy conflictiva con presencia asediada aún de reductos paramilitares y guerrilleros, es uno de esos lugares que pondrá en ruta un Pacto Cultural que pretende canalizar los recursos dispuestos para estas tareas contando con los agentes culturales regionales quienes conocen y saben las necesidades de la región. 

Algo similar se pondrá en marcha en Palenque. En efecto, la cultura es un elemento fundamental para fortalecer la convivencia, desarrollar la sensibilidad y crear lazos comunitarios sólidos. Las luchas sociales han sido fortalecidas por esta fuerza cultural.

Patrimonio y memoria cultural

Muchas veces hemos insistido en que nuestro país tiende a borrar sin vergüenza su pasado. Sin embargo, hay memorias que no deben desaparecer. El Hospital San Juan de Dios, con la recuperación de ocho de sus edificios, restablecerá esa alianza entre el Estado y la ciudadanía donde la salud pública era uno de los pilares de la República y que fue golpeada por la ley 100. 

La recuperación de este hospital es una de las grandes prioridades de este gobierno que sigue adelante con su Reforma a la Salud. Nada más coherente que esto. La Universidad Nacional de Colombia lidera este proyecto y volverá a hacer de estas instalaciones un hospital universitario destinado al servicio de la comunidad. 

El Ministerio tiene muy claro este objetivo y no ha ahorrado recursos para sacarlo adelante pues, como dice el ministro, esto es un punto de honor con gran valor simbólico.

Foto: Edumas El ministro Juan David Correa ha afirmado que los grandes eventos, como el Carnaval de Barranquilla, deben abrirse a los sectores culturales para que puedan beneficiarse de la industria cultural y turística.

El pilar de una nación moderna es el artesanado tan menospreciado a veces en nuestro contexto. El ministro es consciente de que esta industria cultural se enriquece con ese saber hacer que recupere saberes ancestrales que aún se enseñan, pero no de manera contundente.

El galeón San José, como lo hemos dicho, también es otra prioridad cultural de este gobierno. Solamente una alianza público-privada puede evitar que este bien patrimonial sea presa de los cazadores de tesoros estilo Indiana Jones. El galeón servirá para desplegar una serie de discursos decoloniales respecto a la historia. 

La Armada Nacional vela por su salvaguarda y se espera que este tesoro arqueológico, que es más que un tesoro de riqueza real, pueda exhibirse en el Museo Nacional y en el Museo del Oro como parte de esa memoria incómoda que saca a flote el pillaje de las colonias por parte de la metrópoli y la riqueza de nuestro pueblo que ha sido la riqueza de buena parte de Europa. 

El patrimonio cultural se reforzará con la construcción y mejoramiento de ciertas infraestructuras, como el Museo para la vida en Armero. Esta zona del país merece ese museo para recordar esa terrible tragedia natural que pudo haberse evitado en su resultado trágico, si se hubiesen aplicado las políticas de prevención de manera eficaz. El turismo cultural debe fortalecerse más allá de los grandes monopolios de la industria hotelera.  

Artes y Oficios para el país

El ministro Correa visitó recientemente Francia que tiene un sistema educativo y formativo hacia las artes y oficios. El pilar de una nación moderna es el artesanado tan menospreciado a veces en nuestro contexto. El ministro es consciente de que esta industria cultural se enriquece con ese saber hacer que recupere saberes ancestrales que aún se enseñan, pero no de manera contundente. 

Así, se prevé un fortalecimiento de las escuelas de artes y oficios en el país a través de alianzas con Francia, con el consecuente enriquecimiento industrias como la editorial. La Ley del libro va a tono con este proyecto que se ha visto apoyada por dos cámaras del libro. 

Esto fortalecerá a las pequeñas e independientes editoriales, muchas a punto de desaparecer por falta de apoyos y estímulos por parte del ministerio. Sin duda, uno de los mayores eventos que será importante este año es el homenaje a los 100 años de La Vorágine, novela magistral que esperamos el Ministerio ponga en el lugar que le corresponde.

Falta ver cómo el Ministerio recuperará esa diáspora cultural, ese otro país que ha inmigrado a otros países, por falta de apoyos claros a la cultura y que se han convertido en verdaderos embajadores de la riqueza cultural del país. 

La labor que desempeñan los agregados culturales de embajadas, eso lo sabemos quiénes hemos vivido en el extranjero, generalmente es pobre y se queda corta en eventos suntuosos que no dan cuenta del gran potencial de sus creadores. 

Esperamos que la diáspora que jugó un papel fundamental en el cambio de gobierno sea tenida en cuenta de una vez por todas en estos años restantes del gobierno, pues el Ministerio aún mira más hacia adentro. 

Le recomendamos: Cultura en Colombia: un año de avances históricos y preguntas sin respuestas

Acerca del autor

Ricardo Arcos-Palma

*Doctor en Artes y Ciencias del Arte de la Universidad de Paris 1, docente investigador de la Escuela de Artes Plásticas, Facultad de Artes de la Universidad Nacional, miembro de AICA internacional.

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Ricardo Arcos-Palma

*Doctor en Artes y Ciencias del Arte de la Universidad de Paris 1, docente investigador de la Escuela de Artes Plásticas, Facultad de Artes de la Universidad Nacional, miembro de AICA internacional.

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