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¿Qué es el Reloj del Juicio Final y qué simbolismo tiene?

¿Has escuchado hablar sobre el Reloj del Juicio Final o del Apocalipsis? Suena aterrador, pero lo cierto es que se trata de un reloj simbólico que buscar generar conversaciones y tomas de decisiones sobre las causas que realmente podrían llevarnos a nuestro fin como humanidad.

Este reloj metafórico, también conocido como Doomsday Clock, fue creado en 1947 por el Boletín de los Científicos Atómicos. Ellos reinician el reloj cada año y marcan una cierta cantidad de minutos que faltan para la medianoche, siendo esta el símbolo del fin del mundo. De esa manera, se “mide” lo cerca que la humanidad está de su propia destrucción.

Para el avance, la conservación o el retroceso de las manecillas se consideran los peligros globales, como por ejemplo, las armas nucleares, los problemas medioambientales, las enfermedades y las tecnologías emergentes.

Imagen utilizada con permiso del titular de los derechos de autor

Este 2024, el reloj se mantendrá como en 2023, es decir a 90 segundos para la medianoche.

Con el conflicto en Ucrania aún vivo y sin visos de que vaya a acabar pronto, la guerra en Gaza ha encendido también la situación en Oriente Próximo. Por eso, los científicos han decidido mantener el reloj a 90 segundos de la medianoche. «El riesgo continúa», han señalado durante el anuncio de este martes 23 de enero de 2024.

Según han detallado, su decisión se basa «en gran medida (pero no exclusivamente) en los peligros derivados de la guerra en Ucrania», pues «la invasión rusa de Ucrania ha aumentado el riesgo de uso de armas nucleares y ha planteado el uso de armas biológicas y químicas», además de «paralizar la respuesta mundial al cambio climático» y «obstaculizar los esfuerzos internacionales para abordar otras preocupaciones globales».

En 2022, el Boletín de los Científicos Atómicos fijó el reloj en 100 segundos para la medianoche —la misma hora desde 2020— impulsados principalmente por la crisis climática y la pandemia de COVID-19.

“Cien segundos para la medianoche refleja el juicio del Consejo de que estamos atrapados en un momento peligroso, que no aporta ni estabilidad ni seguridad. Los avances positivos de 2021 no lograron contrarrestar las tendencias negativas a largo plazo”, dijo Sharon Squassoni, copresidenta del Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín. Ella también es profesora de investigación en el Instituto de Política Científica y Tecnológica Internacional de la Universidad George Washington.

¿Cuál es el origen del Reloj del Juicio Final?

El Boletín de los Científicos Atómicos fue un grupo de investigadores nucleares que formaron parte del Proyecto Manhattan, nombre en clave que recibió el desarrollo de la bomba atómica en la Segunda Guerra Mundial. Originalmente, esta organización fue creada para medir las amenazas nucleares, ya que existía la preocupación de que Estados Unidos y la Unión Soviética se dirigían a una carrera armamentista nuclear, pero desde 2007 también se incluye el cambio climático.

Ahora, el reloj en sí tiene su origen en la primera edición de la revista de este grupo de científicos nucleares, que en junio de 1947 dejó de ser simplemente un boletín y pasó a ser una publicación en forma. La portada fue diseñada por Martyl Langsdorf, una artista gráfica que estaba casada con el físico Alexander Langsdorf, quien trabajó en el Proyecto Manhattan.

Al principio, la artista pensó en usar el símbolo del uranio, pero mientras escuchaba a los científicos que habían trabajado en la bomba debatiendo sobre las consecuencias de la nueva tecnología, decidió dibujar un reloj para sugerir que no nos quedaba mucho tiempo para controlar las armas atómicas. Este fue marcado con siete minutos para la medianoche, pero simplemente porque la creadora encontraba que “se veía bien” en un comienzo.

Eugene Rabinowitch, editor de la revista, era quien decidía cómo se movían los minuteros. Él era un científico y líder en el movimiento internacional de desarme, y estaba en constantes conversaciones con expertos dentro y fuera de los gobiernos en muchas partes del mundo. Según las conclusiones de esas charlas, decidía la hora del reloj y explicaba las razones dentro de la revista.

Cuando Rabinowitch murió en 1973, el Consejo de Ciencia y Seguridad del Boletín asumió la responsabilidad y desde entonces se ha reunido dos veces al año para discutir eventos mundiales y reiniciar el reloj. El Consejo está compuesto por científicos y otros expertos con un profundo conocimiento de la tecnología nuclear y la ciencia del clima, aunque también toman en consideración las perspectivas de su Junta de Patrocinadores, que incluye a 13 premios Nobel.

Imagen utilizada con permiso del titular de los derechos de autor

Como seguramente habrás notado, el reloj nunca ha llegado a la medianoche, pues los 100 segundos que han estado marcándose desde 2020 es lo más cercano que hemos estado del “día del juicio final”.

“Cuando el reloj llegue a la medianoche, significa que se produjo algún tipo de intercambio nuclear o un cambio climático catastrófico que ha acabado con la humanidad. Así que no queremos que llegue nunca, y no sabremos cuando lo hará”, afirmó Rachel Bronson, presidenta y CEO del Boletín.

De cualquier manera, todavía hay posibilidades de hacer que el reloj retroceda, aunque se requieren acciones concretas y acertadas. Por ejemplo, en 1991 el reloj estuvo a 17 minutos antes de la medianoche, cuando la administración del presidente George H.W. Bush firmó el Tratado de Reducción de Armas Estratégicas con la Unión Soviética. Asimismo, en 2016 el reloj alcanzó a estar a tres minutos de la medianoche. Esto fue consecuencia del acuerdo nuclear de Irán y el acuerdo climático de París.

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Karina Tapia
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El desarrollo y uso de plataformas de inteligencia artificial tiene un problema mayúsculo: utilizan una cantidad enorme de energía eléctrica, y los pronósticos dicen que en el futuro su consumo será aún mayor. La firma de análisis Statista indica que en 2022 el consumo de energía eléctrica de los centros de datos usados en aplicaciones de inteligencia artificial fue de 460 teravatios hora, y prevé que en 2026 esa cifra oscile entre los 620 y los 1,050 teravatios hora. Como referencia, el consumo de energía eléctrica de Estados Unidos en 2022 fue de 4,082 teravatios hora; es decir, para 2026 los centros de datos con los que funcionan plataformas como ChatGPT o Copilot podrían requerir una cuarta parte de la electricidad que consumió un país de primer mundo como Estados Unidos. Es un problema enorme para el que compañías como Microsoft  tienen soluciones tan extremas como empezar a construir pequeñas centrales nucleares.

Por ejemplo, Bill Gates es uno de los principales inversionistas de Helion, una startup que busca generar energía eléctrica mediante fusión nuclear. La empresa busca generar energía eléctrica usando un combustible conocido como Helio-3, una molécula escasa en la Tierra, pero abundante en la Luna. “Sé que puede hacer electricidad, la verdadera preugnta es si podemos canalizar esa energía en forma de electricidad a un costo bajo”, explica su CEO David Kirtley a The Washington Post.

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